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Sociología, utilidad, poder y mundo actual.

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Carregant...Actualitza   Desenmascaramiento de la gentrificación verde   Alberth Miguel García Castellano Fátima Guayarmina Oramas Socorro Kassandra Antonella Villacreses Moreira    Introducción    Es bien sabido por todos, que el sistema actual está basado en la economía y el consumo de masas. Por lo tanto, podríamos estar de acuerdo con la opinión de Saskia Sassen cuando dijo, “la lógica del sistema era incluir a la gente como consumidores y como trabajadores”. En consecuencia existe un gran interés por crear estructuras…
  Desenmascaramiento de la gentrificación verde   Alberth Miguel García Castellano Fátima Guayarmina Oramas Socorro Kassandra Antonella Villacreses Moreira …
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Desenmascaramiento de la gentrificación verde

 

Alberth Miguel García Castellano

Fátima Guayarmina Oramas Socorro

Kassandra Antonella Villacreses Moreira 

 

Introducción 

 

Es bien sabido por todos, que el sistema actual está basado en la economía y el consumo de masas. Por lo tanto, podríamos estar de acuerdo con la opinión de Saskia Sassen cuando dijo, “la lógica del sistema era incluir a la gente como consumidores y como trabajadores”. En consecuencia existe un gran interés por crear estructuras globalizadas y estandarizadas. Los mismos roles, las mismas necesidades y las mismas interacciones por todo el planeta. ¿Se puede decir lo mismo de las consecuencias? Por supuesto que sí. Si aparecen entornos globales como pueden ser las ciudades, éstas se convierten en espacios de confrontación donde impera la expulsión y la segregación de personas. Y es aquí donde la gentrificación verde surge como proceso generador de expulsiones. 

 

Quizás en este punto, nos hemos dado cuenta de la necesidad de “pensar paradójicamente” para adoptar una perspectiva crítica y desenmascaradora. Observar, analizar y plantear hipótesis sin seguir dogmatismos, rompiendo con opiniones establecidas o expectativas y sin estar al servicio del poder. Porque la sociología es una ciencia que está “obligada a producir paradojas”, tal y como expresa el economista Albert Hirschman. Y añade, “porque los descubrimientos más significativos en esta rama de la ciencia, son casi siempre contraintuitivos, sorprendentes y relacionados con las consecuencias no intencionadas o inesperadas de la acción humana”. 

 

En este caso, la gentrificación verde como nuevo conocimiento o proceso, requiere de una mirada en este sentido. Unido a una reflexión crítica y cuestionadora. ¿Por qué? Pues porque parece estar creando unas consecuencias inesperadas de su acción. O lo que según Weber hacía referencia, “hay efectos que derivan de consecuencias imprevistas e incluso no deseadas o no buscadas”.

 

Es posible que estemos ante una iniciativa saludable que esconda una estrategia de urbanismo neoliberal. Que bajo términos con una connotación más positiva como, “renacimiento”, “renovación” o “reinversión” está provocando que estas estrategias verdes no sean en beneficio de los ciudadanos residentes en los barrios y ciudades afectados. 

 

En síntesis, la gentrificación verde, es utilizada para mostrar el lado oscuro de la regeneración que retrotraen a las supuestas bondades de la transformación de las ciudades a través de una radical reestructuración que termina siendo desigual. 

 

Crítica sobre la gentrificación verde y la segregacion urbana

 

En un mundo donde el funcionalismo en la sociología debe estudiar cómo las instituciones contribuyen al funcionamiento del sistema social y cómo se relacionan entre sí. En cuanto a la relación con el poder, el funcionalismo y la explicación funcional pueden ser criticados por su tendencia a naturalizar y justificar las estructuras sociales existentes. Al enfatizar la importancia de la función de las instituciones se corre el riesgo de ignorar o minimizar las desigualdades y conflictos que pueden existir en la sociedad. Además, al centrarse en el mantenimiento del sistema social, se pierde de vista la posibilidad de transformación social y cambio social. (Martínez, R. 2019 pág.14)

 

Uno de los ejemplos claros actualmente es la segregación urbana podría ser un ejemplo claro de “Funcional”. Cuando hablamos de elección voluntaria o cuando elegimos donde vivir, sabemos que no depende solo de nuestros gustos sino también del poder adquisitivo, “se le llama voluntario a algo que podría ser funcional”.  En la revista Arquitectura que habla de la segregación urbana, dice que:  “La tentación es siempre asumir, de manera más bien simplista, que estas distintas clases se segregan voluntariamente –en el caso de las clases dominantes– o de manera forzada –en el caso de las clases dominadas– de forma que la ciudad resultante sea “funcional” a la reproducción del sistema económico”.  (Espino Nilson, 2008). Pág 35.

 

Por otro lado, si somos conscientes del cambio social que ha venido ocurriendo a través del tiempo, podemos hacer un análisis reflexivo, de cómo ha cambiado todo desde la industrialización hasta ahora, Pudiendo identificar algunos paralelismos en los tiempos de Marx y la segregación urbana actual, respecto a diferencia cultural y económica entre los Capitalistas “burgueses” y el proletariado “trabajadores”, cuando las comunidades iban creciendo y acumulándose en  las principales ciudades debido a la industrialización, se puede notar que ambos fenómenos están marcados por las desigualdades sociales y la concentración de grupos en áreas específicas, pero sus causas, características y respuestas sociales son distintas debido a los cambios históricos, económicos y sociales que han tenido lugar a lo largo del tiempo. 

 

Sin embargo, Marx argumentó que las clases dominantes van cambiando y no desapareciendo. Por consiguiente, podemos ver como el tiempo va dando paso a un desarrollo social que sigue estructurando los privilegios según las clases sociales y por tanto las posibilidades adquisitivas de cada individuo. Si nos olvidamos de la historia, del nivel analitico critico y de la realidad empírica entramos en un estado de irreflexión, pero “la sociología que piensa, que actúa de manera reflexiva y que no tiene miedo de hacer un poco de sociología de la sociología, aunque esto signifique adoptar una mirada autocrítica hacia la misma disciplina.” (Cardús, S. 2019) Pág 10.

 

Reflexionando acerca de lo ocurrido en los tiempos de la industrialización, vamos a comparar como la gentrificación verde, puede ser un sistema de desigualdad social. Según la investigación de ICTA-UAB y el IMIM parte de la evidencia que la “verdificación” de las ciudades mediante la creación de parques, zonas verdes de paseo y corredores ecológicos tiene efectos beneficiosos para la salud física y psicológica de las personas. Esta tendencia creciente de “ecologización” de las ciudades mejora la calidad ambiental del aire, fomenta la realización de actividad física, y favorece la creación de vínculos sociales más fuertes entre los residentes, reduciendo así los niveles de estrés crónico y mejorando la salud en general. Además, profesionales de la salud pública abogan por la verdificación o ecologización y citan los beneficios en la salud sin tener en cuenta esas dinámicas, y sin contemplar las implicaciones de esa relación en la igualdad en salud en las ciudades. No lo hacen de manera inclusiva para todos por igual, al contrario, dan un apoyo a la gentrificación verde como responsable de un beneficio a la salud.

El punto de partida de un análisis alternativo tiene que ser el reconocimiento del origen y naturaleza social de esos gustos y preferencias que se manifiestan en el mercado (e.g., Sahlins, 1976). El consumo de bienes, incluyendo la vivienda, tiene que verse como algo no muy distinto al uso de un lenguaje, a través del cual los miembros de una sociedad definen su identidad y lugar en la sociedad. Desde esta perspectiva, vemos la clasificación de bienes de consumo en el mercado como la manifestación material de una clasificación de personas y roles sociales –desiguales o no. “Es decir, los bienes que consumimos definen el tipo de persona que somos dentro del orden simbólico establecido”. (Espino, N 2008).

Pero, ¿Qué es la gentrificación verde? Básicamente se refiere al proceso que a medida que los proyectos de conservación ambiental van agregando valor al entorno urbano, es decir, las zonas urbanas que se llenan de parques que en su momento sufren una subida de precios, y como consecuencia, estos acaban segregando a colectivos sociales vulnerables. De este modo, el proceso de gentrificación verde contribuye a la propagación de la pobreza concentrada geográficamente. A la población indefensa que provoca ruptura de lazos sociales establecidos y aumenta el estrés crónico e inestabilidad mental en los residentes, generando así la desigualdad social dentro de la separación geográfica. 

Partiendo desde la cultura de masas, donde una parte dominante obliga al consumo de pobreza y productos pocos innovadores. Así como sucede en las sociedades más desfavorecidas, muchas olvidadas por sus gobernantes, los cuales están enfocados en promover las grandes poblaciones de alto coste que dan beneficios a la publicidad consumista del turismo de la localidad misma. Creando beneficios en impuestos y rentabilidad económica. Aunque siguen argumentando que los beneficios de la gentrificación son un aporte a la comunidad en general. 

Bourdieu habla del sentido social del gusto, que da autonomía a cada persona, tener enfoques diferentes, muchos de los dominados, por general han interiorizado el hecho de tener que vivir y consumir del entorno donde su economía le permite, los gustos cambian y crean a un nuevo individuo, que por general podría aspirar a ser parte de un entorno con mejoras y mejor calidad de vida. Por ejemplo la educación, ya que muchos de los dominados y segregados tenían un pensamiento de estudio y culturización o bien para ellos o para sus hijos, pero su economía no se los ha podido permitir y claro está si en una sociedad no se promueve y alimenta el espíritu educativo, sea por los gobernantes o por los iguales, no se podrá nunca trabajar en igualdad. Por tanto, el gusto ejerce como marcador de clase (potencial cultural más el orígen social) y refleja las distinciones entre posiciones sociales. 

Si en vez de promover la gentrificación verde, en espacios que obligan a segregar a la población que no puede permitirse pagar los costes elevados del cambio, y por el contrario, se crean espacios que se caractericen por la integración de clases sociales e igualdad. Se estaría trabajando en beneficio de la comunidad en general, y dar oportunidad a los que no se sientan pertenecientes a dichas comunidades segregar por voluntad y no por obligación por  comercializar los espacios libres que pertenecen a todos por igual y no solo a un grupo por su estatus social. 

La investigadora Isabelle Anguelovski de la Universidad Autónoma de Barcelona expone, “Ahora que lo verde tiene un rol importante para la calidad de vida, es cuando empieza a convertirse en un elemento de apropiación de élites y especuladores, además de quienes financian las viviendas. Es en ese sentido cuando hay que decir ‘Cuidado, ayuntamientos’, porque si planifican nuevas zonas, se debe hacer respondiendo a principios de equidad a medio y largo plazo”. 

 

Conclusión 

En definitiva, la gentrificación verde, es más que una renovación para el ambiente urbano de una sociedad, es un acto que perjudica y lleva a los límites extremos de moverse geográficamente. En general, los residentes que no tienen otras alternativas por su condición económica, es decir, crea inestabilidad económica y social.

Existen preocupaciones legítimas sobre los impactos negativos de la gentrificación verde. A medida que los vecindarios son revitalizados, los precios de la vivienda tienden a aumentar, lo que puede desplazar a los residentes de bajos ingresos y comunidades históricamente marginadas. Esto puede conducir a la pérdida de identidad cultural, segregación socioeconómica y aumento de las desigualdades.

Es por esto que, dentro de los daños creados por la gentrificación verde se involucra el término del funcionalismo, puesto que se puede considerar que es funcional si la sociedad está dispuesta a moverse. Pero si es de manera obligatoria y sin alternativas, no se puede considerar que es funcional, puesto que el funcionalismo puesto que esté con las instituciones tiene como medida extrema el minimizar las desigualdades y conflictos sociales y como externa el hecho de ignorarlas que es el caso actual.

Claro está, que el desplazarse de una zona a otra también dependerá de la situación económica de cada familia, sin embargo, esto no quiere decir que la gentrificación verde lo que provoca es una desigualdad social, tras el hecho de separar geográficamente y económicamente a familias, si bien es cierto, la gentrificación verde lo que se genera o lo que inculca dentro de la sociedad, es el lema de la salud y el buen vivir, y esto lo realiza con la creación de parques, zonas recreativas, entre otras, teniendo como consecuencia todo los contrario a lo que tienen idealizado, puesto que esto, genera un aumento del precio en los alquileres teniendo como consecuencia extremista el desalojamiento de las familias.

Es importante abordar estos desafíos para garantizar que la gentrificación verde sea equitativa e inclusiva. Esto implica la participación activa de la comunidad en la toma de decisiones, la protección de los derechos de los residentes de bajos ingresos y la implementación de políticas que eviten el desplazamiento forzado. Además, se deben desarrollar programas de vivienda asequible y estrategias de desarrollo económico que beneficien a todos los miembros de la comunidad.

En resumen, la gentrificación verde es un fenómeno complejo que busca mejorar la sostenibilidad urbana, pero que también plantea desafíos en términos de equidad y justicia social. Abordar estos desafíos requerirá un enfoque integral que combine la revitalización urbana con la protección de los derechos de los residentes de bajos ingresos y la promoción de una mayor inclusión en el proceso de desarrollo urbano.

“Las ciudades más verdes no son justas y saludables por igual para todo el mundo”

Helen Cole 

(Investigadora del ICTA-UAB)

Bibliografía

Artículo Digital El Diario.es: “La gentrificación verde o el reto de las ciudades sostenibles para no aumentar las desigualdades” (12/01/2023).

Artículo Digital Público: “Gentrificación verde: cuando el mercado usa los parques para subirte el alquiler” (10/10/2022).

Benach N. i Albet A. (2018). La gentrificación como estrategia global. Papers: Regió Metropolitana de Barcelona: Territori, Estratègies, Planejament, 60, 17-23.

Cardús, Salvador (2019) “La sociología como práctica y como saber”. En: Cardús, Salvador y Fernández, Esther (Coords) Sociología. Barcelona: UOC.

Estradé, Antoni (2016) “La paradoja en la ciencia social” [vídeo en línea]. Barcelona: UOC.

Espino, N (2008). La segregación urbana . Revista arquitectura. Bogotá.

Fernández-Esquinas, Manuel (2016) La profesión sociológica en el siglo XXI: Estrategias para potenciar la situación de la sociología en el mercado de trabajo. Revista Española de Sociología, 25 (3), 213–224.

Martínez, Roger (2019) “El pensamiento sociológico (II). Los contemporáneos”. En: Cardús, Salvador y Fernández, Esther (Coords) Sociología. Barcelona: UOC.

Nota de prensa UAB: “La gentrificación verde puede limitar el efecto favorable que las zonas verdes tienen en la salud” (04/10/2017).

Guiddes, A; W. Sutton P (2017). Sociología. Madrid: Alianza, Ed. 8ª.

Saskia Sassen (2011). “Ciudad Global y la lógica de expulsión del Neoliberalismo”, vídeo CCCB (8′).

 

Debat8el Sociología, utilidad, poder y mundo actual.

  1. Jose Antonio Melero Tur says:

    Respuesta del Grupo 1 (Visión aplicada):

    Estamos de acuerdo en que el proceso de gentrificación es un fenómeno con efectos adversos, como decía Marx, para las clases “dominadas”. La cara oscura de una intervención pública, o privada, que pretende revitalizar un espacio urbano. Pero, algunos autores, defienden que esta renovación supone también una mejora, especialmente económica, ya que atrae la inversión de capital y sería interesante conocer cómo desde vuestra perspectiva podríais refutar esos argumentos.

    A tenor de vuestra intervención, parece que cualquier acción de rehabilitación en las ciudades que suponga una mejora en las condiciones del vecindario, implica de facto la expulsión de las vecinas y vecinos originarios, cuando la realidad es que esto no tiene porqué ser así. En nuestro video, documentamos algunos ejemplos en este sentido.

    Hacéis un llamamiento en la parte final, para que los gobernantes tomen en cuenta esté fenómeno y tomen acciones para evitarlo. ¿Y cuáles son dichas acciones?  

    Nuestra postura es incorporar el papel del sociólogo, o al menos su mirada, durante la ideación de cualquier proyecto de rehabilitación. La experiencia nos dice que la gentrificación se reduce o evita en su totalidad, ayudando a que los grupos socioeconómicos más humildes puedan disfrutar de espacios más humanos, ecológicos y de calidad junto a sus viviendas.

    Estamos de acuerdo en el problema pero, desde nuestra perspectiva, consideramos poner el foco en la solución.

  2. Violla Stefanie Aurrecoechea Castro says:

    Reacción Grupo 6 (Posición más abiertamente critica):

    Hola a todos: 

    Sociológicamente hablando, consideramos que la gentrificación verde es una consecuencia involuntaria de los proyectos de conservación ambiental, un hecho que desde una perspectiva social es totalmente paradójico ya que el objetivo principal de dichos proyectos es rehabilitar las zonas más deprimidas para añadir valor y promover la economía. “En teoría”, esto genera un impacto en las zonas en declive que automáticamente favorece a los autóctonos de manera inmediata, pero nada más lejos de la realidad. 

    No se puede tapar el sol con un dedo y aunque es un hecho que esto contribuye al movimiento económico el cual siempre es positivo, las repercusiones sociales como por ejemplo: el traslado territorial involuntario de las sociedades más vulnerables, nos avisan que es imprescindible un cambio de enfoque para poder contrarrestar los efectos secundarios. 

    Si este contexto lo ponemos en una balanza, se puede decir que: Positivamente, revalorizar una zona deprimida incrementa el movimiento económico y favorece de manera directa la zona, el municipio, la ciudad, la provincia y el estado, eso es un hecho. Sin embargo, negativamente, la pregunta es: ¿ Cuántas familias en situación vulnerable van a verse obligadas a cambiar de territorio por no poder asumir el acrecentamiento de las zonas edificadas?, ¿ Cómo podemos garantizarle a los residentes tradicionales que no se verán sumergidos por todas estas intervenciones urbanas?. 

    El Grupo 1 nos dice: “la gentrificación se reduce o evita en su totalidad, ayudando a que los grupos socioeconómicos más humildes puedan disfrutar de espacios más humanos, ecológicos y de calidad junto a sus viviendas”. 

    Desde una perspectiva critica y desenmascaradora es un hecho incoherente, pues esas sociedades vulnerables no pueden disfrutar de espacios “más humanos, ecológicos junto a sus viviendas” si se ven obligados a trasladarse a otros territorios. Eso podría verse como un movimiento económico capitalista involucrado en sus intereses propios y no aporta una solución enfocada a beneficiar, favorecer y resguardar el crecimiento de ambas realidades.

    Gracias. 

     

  3. José Ángel Calvo Ayora says:

    Reacción grupo 3 posición más aplicada

    Buenos días.

    Compartimos el planteamiento, pero creemos que pasa por alto la paradoja propia de la gentrificación.

    Hagamos un breve análisis de la situación para desenmascarar en este caso la paradoja que se encierra en la gentrificación.

    La gentrificación en sí, actúa sobre los barrios más degradados, ya que, si atendemos a la diferencia de clases expuesta en vuestra intervención, la clase social más alta, o burguesía, tal y como la define la teoría Marxista, no la necesita puesto que ya vive en barrios donde quedan cubiertas esas necesidades.

    Por tanto, que suba el precio de la vivienda en los barrios donde se aplica este fenómeno, es una obviedad ya que mejoran las condiciones del propio barrio, que esta situación propicie que la gente menos pudiente se marche, también es una obviedad, pero lo paradójico de esta situación es que sus viviendas se revalorizan y esto les da la oportunidad de vender esas viviendas a un precio muy superior al de la compra, por lo que conlleva la cancelación de hipotecas y la compra de otras viviendas en barrios donde no se paga un sobreprecio por estar gentrificados.

    Por tanto, desde el punto de vista sociológico es un movimiento de clase, beneficioso para los dos grupos sociales. Y aquí es donde a través de la paradoja podemos poner en práctica las políticas públicas que decimos que son necesarias para evitar especulaciones lógicas en procesos de este tipo, o las que son más importantes y contamos en nuestro video, aquellas políticas que desarrollan sociedades más iguales.

    1. Diego Garulo Osés says:

      Hola, José Ángel:

      Esto es una respuesta individual, que no pretende representar a nadie más que a mí, pero que siento necesaria. Si llegas a la conclusión de que la gentrificación es un movimiento “beneficioso para los dos grupos sociales” es porque al pensar en esa “gente menos pudiente” estás presuponiendo que son dueños de su vivienda, obviando que una parte inmensa de la población más vulnerable que reside en los barrios degradados vive de alquiler (que es precisamente la más expuesta a la expulsión). Pensemos en un ejemplo de barrio en proceso de gentrificación que nos resultará familiar a a los dos: el barrio del Gancho, en Zaragoza. Personas mayores con alquileres de renta antigua, familias con pocos recursos, población inmigrante, gitanos del barrio “de toda la vida”… Esa gente no obtiene ni un sólo beneficio de un proceso de gentrificación: les suben los alquileres, no pueden asumirlo, y tienen que largarse. Y son ese tipo de inequidades las que debe desenmascarar la sociología.

      Y aún en el caso de los pequeños propietarios, das por supuesto que las plusvalías les llegan a ellos. La realidad es que muchas de esas viviendas no están en condiciones dignas o directamente son infraviviendas, por lo que quien las compra (generalmente, promotoras inmobiliarias) las adquiere a precios irrisorios para rehabilitarlas integralmente, o para derribarlas y construir nuevas viviendas, siendo por tanto los grandes tenedores del suelo los que, como de costumbre, se quedan con la parte del león de la revalorización al venderlas a los nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo que aterrizan en el barrio. La supuesta paradoja que planteas es residual: una anomalía porcentualmente mínima en un proceso que sistemáticamente intensifica las desigualdades. De lo contrario, ¿qué sentido tendría que la gente proteste contra la gentrificación, si beneficia a todo el mundo?

      ¡Saludos!

  4. José Ángel Calvo Ayora says:

    Hola Diego.

    Es muy difícil argumentar y buscar posiciones de debate en algo en lo que no crees, pero es lo que me ha tocado. Hubiera sido mucho más fácil para mi defender la postura crítica pero me tocó esta….

    Una vez aclarado esto, y volviendo al ejercicio de presentar otra postura que abra el debate desde posiciones más aplicadas, tengo que insistir que hay que poner el foco en aplicar políticas públicas que reviertan los problemas que ha sacado a la luz la aplicación de la gentrificación.

    Precisamente es en el barrio de San Pablo, en el centro de Zaragoza, uno de los barrios más antiguos y degradados de la ciudad, donde gracias sobre todo a intervenciones sobre las edificaciones y la generación de espacios privados de uso público, se va configurando una identidad propia que es foco de atracción de colectivos y movimientos culturales y sociales.. La creación de zonas de exposición temporales al aire libre, como por ejemplo la contrastada y famosa “#estonoesunsolar” son ejemplos claros de que este tipo de intervenciones son positivas.

    Es muy evidente que gracias a la gentrificación y modernización de estos barrios, ha sido posible atraer a los jóvenes al  Gancho, el barrio más alternativo y dinámico culturalmente de Zaragoza.

    Otro ejemplo claro sería lo que está ocurriendo con las viviendas sindicales de principios de los 60, en las que gracias a las políticas públicas de promoción de eficiencia energética y eliminación de barreras arquitectónicas subvencionadas, se está consiguiendo cambiar sustancialmente el paisaje y el urbanismo de barrios al completo, como está sucediendo con el grupo de viviendas de Alferez Rojas entre otros.

    Saludos.

  5. Diego Garulo Osés says:

    ¡Ah! Al ver vuestro vídeo, se me pasó por la cabeza la posibilidad de que estuvierais ejerciendo de “abogado del diablo”, pero se te veía tanto aplomo en las declaraciones… Y como en nuestro grupo también abordábamos la perspectiva aplicada, pero lo hicimos desde las posibilidades constructivas que ofrece, lo acabé descartando. Estaba a punto de acercarme a Gotor para prevenirles, jaja… Me alegra haber sido el detonante de tu “confesión”. ;)

    Justo el ejemplo de las viviendas sindicales que comentas lo mencionamos de pasada al final del vídeo de nuestro grupo.

    Y, aunque sea un poco offtopic… ¿has repetido como alcalde? ¡Saludos!

  6. José Ángel Calvo Ayora says:

    Jajaja me alegra que lo hayas entendido, me hizo sentirme hasta mal, que alguien pensara que podía defender esas ideas por convicción propia. Es obvio que es un muy buen ejercicio este.

    Pd. Así es, hemos vuelto a ganar las elecciones y repito de alcalde por quinta vez ?

    Un cordial saludo!!

  7. Alberto Fernández García says:

    Reacción grupo 2 (visión crítica):

    Si entendemos la sociología como una disciplina crítica al servicio de la información pública, estamos de acuerdo en que para desenmascarar los intereses de poder que esconde la gentrificación es útil recurrir a la paradoja.

    Según apuntáis, resulta paradójico que la gentrificación, presentada como una mejora de la salud y las condiciones de habitabilidad de un barrio, finalmente resulte en un proceso de expulsión de la población original y en un aumento de la desigualdad. Cuando discursos y proyectos de este tipo se planifican desde arriba hacia abajo, sin tener en cuenta la necesidades reales de una comunidad, debería poner en pie de alerta a sus habitantes. La sociología en un escenario así puede contribuir a denunciar lo que en realidad puede ser un proceso especulativo de acumulación por parte de las élites que poco o nada tiene que ver con un bien común.

    ¿Es posible aunar la legítima aspiración de disfrutar de ciudades verdes sin generar segregación y desigualdad? ¿Puede jugar la sociología un papel técnico en la implementación de planes de renovación urbana sin contribuir a los efectos perjudiciales de la gentrificación? Otros grupos han puesto de manifiesto ejemplos “exitosos” de renovación urbana en los que una mirada aplicada de la sociología ha sido utilizada. Es posible que se puedan dar algunos ejemplos positivos, sin embargo, creo que es apropiado citar a Cardús cuando dice que “el poder suele acabar integrando sin demasiadas dificultades todo discurso crítico para convertirlo en ideología conservadora” (2019:12).