Debat8el Sociología, utilidad, poder y mundo actual.
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Respuesta del Grupo 1 (Visión aplicada):
Estamos de acuerdo en que el proceso de gentrificación es un fenómeno con efectos adversos, como decía Marx, para las clases “dominadas”. La cara oscura de una intervención pública, o privada, que pretende revitalizar un espacio urbano. Pero, algunos autores, defienden que esta renovación supone también una mejora, especialmente económica, ya que atrae la inversión de capital y sería interesante conocer cómo desde vuestra perspectiva podríais refutar esos argumentos.
A tenor de vuestra intervención, parece que cualquier acción de rehabilitación en las ciudades que suponga una mejora en las condiciones del vecindario, implica de facto la expulsión de las vecinas y vecinos originarios, cuando la realidad es que esto no tiene porqué ser así. En nuestro video, documentamos algunos ejemplos en este sentido.
Hacéis un llamamiento en la parte final, para que los gobernantes tomen en cuenta esté fenómeno y tomen acciones para evitarlo. ¿Y cuáles son dichas acciones?
Nuestra postura es incorporar el papel del sociólogo, o al menos su mirada, durante la ideación de cualquier proyecto de rehabilitación. La experiencia nos dice que la gentrificación se reduce o evita en su totalidad, ayudando a que los grupos socioeconómicos más humildes puedan disfrutar de espacios más humanos, ecológicos y de calidad junto a sus viviendas.
Estamos de acuerdo en el problema pero, desde nuestra perspectiva, consideramos poner el foco en la solución.
Reacción Grupo 6 (Posición más abiertamente critica):
Hola a todos:
Sociológicamente hablando, consideramos que la gentrificación verde es una consecuencia involuntaria de los proyectos de conservación ambiental, un hecho que desde una perspectiva social es totalmente paradójico ya que el objetivo principal de dichos proyectos es rehabilitar las zonas más deprimidas para añadir valor y promover la economía. “En teoría”, esto genera un impacto en las zonas en declive que automáticamente favorece a los autóctonos de manera inmediata, pero nada más lejos de la realidad.
No se puede tapar el sol con un dedo y aunque es un hecho que esto contribuye al movimiento económico el cual siempre es positivo, las repercusiones sociales como por ejemplo: el traslado territorial involuntario de las sociedades más vulnerables, nos avisan que es imprescindible un cambio de enfoque para poder contrarrestar los efectos secundarios.
Si este contexto lo ponemos en una balanza, se puede decir que: Positivamente, revalorizar una zona deprimida incrementa el movimiento económico y favorece de manera directa la zona, el municipio, la ciudad, la provincia y el estado, eso es un hecho. Sin embargo, negativamente, la pregunta es: ¿ Cuántas familias en situación vulnerable van a verse obligadas a cambiar de territorio por no poder asumir el acrecentamiento de las zonas edificadas?, ¿ Cómo podemos garantizarle a los residentes tradicionales que no se verán sumergidos por todas estas intervenciones urbanas?.
El Grupo 1 nos dice: “la gentrificación se reduce o evita en su totalidad, ayudando a que los grupos socioeconómicos más humildes puedan disfrutar de espacios más humanos, ecológicos y de calidad junto a sus viviendas”.
Desde una perspectiva critica y desenmascaradora es un hecho incoherente, pues esas sociedades vulnerables no pueden disfrutar de espacios “más humanos, ecológicos junto a sus viviendas” si se ven obligados a trasladarse a otros territorios. Eso podría verse como un movimiento económico capitalista involucrado en sus intereses propios y no aporta una solución enfocada a beneficiar, favorecer y resguardar el crecimiento de ambas realidades.
Gracias.
Reacción grupo 3 posición más aplicada
Buenos días.
Compartimos el planteamiento, pero creemos que pasa por alto la paradoja propia de la gentrificación.
Hagamos un breve análisis de la situación para desenmascarar en este caso la paradoja que se encierra en la gentrificación.
La gentrificación en sí, actúa sobre los barrios más degradados, ya que, si atendemos a la diferencia de clases expuesta en vuestra intervención, la clase social más alta, o burguesía, tal y como la define la teoría Marxista, no la necesita puesto que ya vive en barrios donde quedan cubiertas esas necesidades.
Por tanto, que suba el precio de la vivienda en los barrios donde se aplica este fenómeno, es una obviedad ya que mejoran las condiciones del propio barrio, que esta situación propicie que la gente menos pudiente se marche, también es una obviedad, pero lo paradójico de esta situación es que sus viviendas se revalorizan y esto les da la oportunidad de vender esas viviendas a un precio muy superior al de la compra, por lo que conlleva la cancelación de hipotecas y la compra de otras viviendas en barrios donde no se paga un sobreprecio por estar gentrificados.
Por tanto, desde el punto de vista sociológico es un movimiento de clase, beneficioso para los dos grupos sociales. Y aquí es donde a través de la paradoja podemos poner en práctica las políticas públicas que decimos que son necesarias para evitar especulaciones lógicas en procesos de este tipo, o las que son más importantes y contamos en nuestro video, aquellas políticas que desarrollan sociedades más iguales.
Hola, José Ángel:
Esto es una respuesta individual, que no pretende representar a nadie más que a mí, pero que siento necesaria. Si llegas a la conclusión de que la gentrificación es un movimiento “beneficioso para los dos grupos sociales” es porque al pensar en esa “gente menos pudiente” estás presuponiendo que son dueños de su vivienda, obviando que una parte inmensa de la población más vulnerable que reside en los barrios degradados vive de alquiler (que es precisamente la más expuesta a la expulsión). Pensemos en un ejemplo de barrio en proceso de gentrificación que nos resultará familiar a a los dos: el barrio del Gancho, en Zaragoza. Personas mayores con alquileres de renta antigua, familias con pocos recursos, población inmigrante, gitanos del barrio “de toda la vida”… Esa gente no obtiene ni un sólo beneficio de un proceso de gentrificación: les suben los alquileres, no pueden asumirlo, y tienen que largarse. Y son ese tipo de inequidades las que debe desenmascarar la sociología.
Y aún en el caso de los pequeños propietarios, das por supuesto que las plusvalías les llegan a ellos. La realidad es que muchas de esas viviendas no están en condiciones dignas o directamente son infraviviendas, por lo que quien las compra (generalmente, promotoras inmobiliarias) las adquiere a precios irrisorios para rehabilitarlas integralmente, o para derribarlas y construir nuevas viviendas, siendo por tanto los grandes tenedores del suelo los que, como de costumbre, se quedan con la parte del león de la revalorización al venderlas a los nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo que aterrizan en el barrio. La supuesta paradoja que planteas es residual: una anomalía porcentualmente mínima en un proceso que sistemáticamente intensifica las desigualdades. De lo contrario, ¿qué sentido tendría que la gente proteste contra la gentrificación, si beneficia a todo el mundo?
¡Saludos!
Hola Diego.
Es muy difícil argumentar y buscar posiciones de debate en algo en lo que no crees, pero es lo que me ha tocado. Hubiera sido mucho más fácil para mi defender la postura crítica pero me tocó esta….
Una vez aclarado esto, y volviendo al ejercicio de presentar otra postura que abra el debate desde posiciones más aplicadas, tengo que insistir que hay que poner el foco en aplicar políticas públicas que reviertan los problemas que ha sacado a la luz la aplicación de la gentrificación.
Precisamente es en el barrio de San Pablo, en el centro de Zaragoza, uno de los barrios más antiguos y degradados de la ciudad, donde gracias sobre todo a intervenciones sobre las edificaciones y la generación de espacios privados de uso público, se va configurando una identidad propia que es foco de atracción de colectivos y movimientos culturales y sociales.. La creación de zonas de exposición temporales al aire libre, como por ejemplo la contrastada y famosa “#estonoesunsolar” son ejemplos claros de que este tipo de intervenciones son positivas.
Es muy evidente que gracias a la gentrificación y modernización de estos barrios, ha sido posible atraer a los jóvenes al Gancho, el barrio más alternativo y dinámico culturalmente de Zaragoza.
Otro ejemplo claro sería lo que está ocurriendo con las viviendas sindicales de principios de los 60, en las que gracias a las políticas públicas de promoción de eficiencia energética y eliminación de barreras arquitectónicas subvencionadas, se está consiguiendo cambiar sustancialmente el paisaje y el urbanismo de barrios al completo, como está sucediendo con el grupo de viviendas de Alferez Rojas entre otros.
Saludos.
¡Ah! Al ver vuestro vídeo, se me pasó por la cabeza la posibilidad de que estuvierais ejerciendo de “abogado del diablo”, pero se te veía tanto aplomo en las declaraciones… Y como en nuestro grupo también abordábamos la perspectiva aplicada, pero lo hicimos desde las posibilidades constructivas que ofrece, lo acabé descartando. Estaba a punto de acercarme a Gotor para prevenirles, jaja… Me alegra haber sido el detonante de tu “confesión”. ;)
Justo el ejemplo de las viviendas sindicales que comentas lo mencionamos de pasada al final del vídeo de nuestro grupo.
Y, aunque sea un poco offtopic… ¿has repetido como alcalde? ¡Saludos!
Jajaja me alegra que lo hayas entendido, me hizo sentirme hasta mal, que alguien pensara que podía defender esas ideas por convicción propia. Es obvio que es un muy buen ejercicio este.
Pd. Así es, hemos vuelto a ganar las elecciones y repito de alcalde por quinta vez ?
Un cordial saludo!!
Reacción grupo 2 (visión crítica):
Si entendemos la sociología como una disciplina crítica al servicio de la información pública, estamos de acuerdo en que para desenmascarar los intereses de poder que esconde la gentrificación es útil recurrir a la paradoja.
Según apuntáis, resulta paradójico que la gentrificación, presentada como una mejora de la salud y las condiciones de habitabilidad de un barrio, finalmente resulte en un proceso de expulsión de la población original y en un aumento de la desigualdad. Cuando discursos y proyectos de este tipo se planifican desde arriba hacia abajo, sin tener en cuenta la necesidades reales de una comunidad, debería poner en pie de alerta a sus habitantes. La sociología en un escenario así puede contribuir a denunciar lo que en realidad puede ser un proceso especulativo de acumulación por parte de las élites que poco o nada tiene que ver con un bien común.
¿Es posible aunar la legítima aspiración de disfrutar de ciudades verdes sin generar segregación y desigualdad? ¿Puede jugar la sociología un papel técnico en la implementación de planes de renovación urbana sin contribuir a los efectos perjudiciales de la gentrificación? Otros grupos han puesto de manifiesto ejemplos “exitosos” de renovación urbana en los que una mirada aplicada de la sociología ha sido utilizada. Es posible que se puedan dar algunos ejemplos positivos, sin embargo, creo que es apropiado citar a Cardús cuando dice que “el poder suele acabar integrando sin demasiadas dificultades todo discurso crítico para convertirlo en ideología conservadora” (2019:12).